miércoles, abril 06, 2005

Fragmento de Juegos...

[... ] Cuando ya empezaba a anochecer y el campo era rumor, su abuelo se apoyó en la azada y, mirando a lo lejos, exclamó:

- ¡El afánnn!

Gregorio no conocía aquella palabra, pero le sobrecogió el tono lastimero en que su abuelo la había pronunciado, echándola de sí con ansia. Como si quisiera llenar con ella la noche y el silencio. Por un momento se figuró que se trataba del nombre de un pájaro o del conjuro de una aparición, y él también se puso a mirar lejos, sin ver nada. Y su abuelo, por segunda vez, con terrible susurro, apurando hasta el fondo la sonoridad de la palabra y prolongándola en aullido de lobo, repitió:

- ¡El afánnn!

Parecía un navegante loco descubriendo y dándole nombre a una nueva tierra.

Enseguida regresaron a casa.

- ¿Qué es el afán, abuelo?-preguntó. El afán es el deseo de ser un gran hombre y de hacer grandes cosas, y la pena y la gloria que todo eso produce. Eso es el afán.

© Luis Landero

4 comentarios:

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

El afán. Todos queremos dejar un recuerdo que nos sobreviva, una grandeza perenne.

En Castilla, se pueden visitar avandonados palomares, emergiendo, derrengados entre los trigales.
También hay castillos medievales, y sus muros cobijan el canto de la lechuza vacilante.

Más ejemplos de afán.

El paso del ciempiés dijo...

¡Qué bien, creí que nadie visitaba esta página!

Muy sugerentes los palomares,los castillos, las lechuzas... los silos abandonados, en estaciones también abandonadas. He tenido la suerte de conocer esa Castilla, al menos la de Soria y sobre todo, Salamanca. Landero nació en un pequeño pueblo de Extremadura, pero creo que fue o es y será el mismo en ambas regiones.

¡Gracias por la visita!

GVG dijo...

¿Por qué no ibamos a visitar la página una vez localizada bien su dirección?
Yo trabajo en Soria y tengo el resto en Valladolid con lo que tengo 6 horas de ida y vuelta a la semana para ver el paisaje de Castilla (Valladolid-Burgos-Soria) a veces no me dice mucho y escucho música e intento leer, otras veces sobre todo con tanta nieve este invierno parece decir mucho.

Anónimo dijo...

Hola corazón, he caído en este post para demostrarte y demostrarme que el tiempo no existe...

¡¡Yo tengo señalada la misma cita que pones aquí!! (en la pag 70). Eso sí, yo la continúo un poco y sigue:

- Y padre, ¿también tiene afán?
- También tiene.
- ¿Y yo?
- Pronto tendrás edad para tenerlo.
- ¿Y madre?
- Ella no. Las mujeres no tienen afán.
- ¿Y los animales, los perros, las culebras?
- Tampoco, tampoco - zanjó impaciente.

Me ha hecho mucha ilusión caer aquí por este mismo agujerito por el que tú caíste hace meses.

Con este regalo que me acabas de hacer sin darte cuenta, no he podido resistir la tentación de releer algún otro fragmento. Por ejemplo, en la pag 73:

'A veces me sentía inspirado, y si no sabéis lo que es la inspiración os diré que es una potencia sin sosiego ni norte, una furia que se hace terrible si uno piensa, "la vida es corta", mientras va sintiendo por dentro la semilla maldita de la inmortalidad. Entonces uno se envenena de supersticiones: '¡Mientras dure la inspiración estaré a salvo de la muerte!', grita. Pero la inspiración es débil y apenas dura un vuelo, así que si consigo mantenerla pura, sin cumplimentarla de aquí para allá, si detengo su empuje por medio de la voluntad, si logro familiarizarme con su deseo imposible, moriré también, pero entretanto seré inmortal y gozaré a todas horas de la vida.'

Gracias Lidia por compartir unos granitos del infinito que llevas dentro.