domingo, mayo 08, 2005

En la distancia (Josefina Aldecoa)

Hace unos meses leí La palabra escrita, de Mercedes Salisachs. La autora recordaba con un matiz de reproche que en sus comienzos le resultó difícil hacerse un hueco porque su situación social no era la misma que la de su generación literaria, “los niños de la guerra”. Hace falta leer el libro de Josefina Aldecoa para entender lo inevitable de aquel matrimonio entre crítica social y literatura:

Al llegar a León me enteré enseguida. Mi profesor de la Escuela Preparatoria había sido fusilado. Acusación: tratar de politizar a los alumnos. Nos leía a Lorca, a Machado, a Alberti, a Juan Ramón. Por primera vez comprendí que sí, que la cultura tenía que ver con la política y que, en determinadas circunstancias, la cultura era peligrosa(...).

Aquella muerte injusta y brutal marcó un punto de imposible retorno. Un infantil “antes” durante el cual la política era un asunto de mayores. Y un “después” que me implicó directamente”.


Hoy en día se aboga por disociar literatura y crítica social; estoy de acuerdo en que una cosa es la ficción y otra el artículo de opinión o la columna. Deja una sensación de estafa leer un cuento o una novela para descubrir que lo único que el autor quería era adoctrinarnos. La literatura es solo lenguaje, pasión por la palabra. Aun así, es evidente que escribimos lo que somos y determinadas posturas nos resultan más o menos afines. Me quedo con la reflexión de Aldecoa:

La historia nos condiciona. Nacer, vivir la infancia y la juventud en una u otra circunstancia histórica influye decisivamente en nuestra actitud ante la vida, en nuestra fobias y filias.

Somos lo que somos porque no nos queda otro remedio, y eso debería bastar para respetar todos los planteamientos y no encasillar o negar a alguien por su actitud ante la vida.

1 comentario:

GVG dijo...

Es cierto que suele ocurrir que cuando alguién te dice que tu poema es malo, piensas que no el puedes caer bien al crítico. Pero deberíamos (yo incluido) pensar con algo más de lógica, si un poema te dice que es genial, y un relato muy malo, ¿Entonces que clase de persona eres globalmente? Habría que hacer el esfuerzo de ver sólo la crítica como un análisis de un espacio escrito (cuestión difícil) y entrar a juzgar a la persona por una obra más global. Imagino que a Rosa Montero le ha pasado igual, cuando alguién habla de sus novelas o y luego opina de sus artículos en el periódico. Se crean esteriotipos que donde se olvida hacer la crítica de la obra en si, sin mirar los apellidos del autor.